viernes, 16 de enero de 2009

CODEPENDENCIA PROFESIONAL

Los profesionales de la salud que trabajamos en esta área del tratamiento de las adicciones, siempre estamos en riesgo de desarrollar codependencia como resultado de la exposición crónica a la adicción de nuestros pacientes. Los que tenemos experiencia, sabemos eso y nos protegemos, manteniendo nuestro cuidado personal y los límites sanos en la relación terapéutica. Sin embargo con alguna regularidad los profesionales se "enganchan" en relaciones codependientes, con las personas que sufren de adicción o con sus familias. Muchas veces la intención es genuinamente la de ayudar, pero no ayuda en nada establecer una relación codependiente con un adicto. Las manifestaciones de esta codependencia podrían ser muy variadas, desde asumir responsabilidad por el adicto, hasta protegerlos de las consecuencias de sus decisiones, y darle sermones repetitivos, o nunca referirlos a los servicios de tratamiento para adicciones.

Características de un profesional codependiente facilitador o sin recuperación:

Falta de conocimiento acerca de la dinámica de la codependencia – y un obvio desinterés de aprender acerca de la misma.
Miedo a la resistencia en el codependiente y la aceptación de excusas, minimizar problemas, evasiones, y racionalizaciones.
Necesidad de la aprobación del codependiente y una sensación de incomodidad al confrontar a alguien que actúa frágil, hostil, molesto o impotente.
Querer ser un “Profesional Héroe” y “ayudar” a las familias, en vez de ser realista y retroalimentar a la familia su propio comportamiento disfuncional. El profesional desea ser una “buena persona” – un rol aprendido en su familia de origen – y desea ser un “ayudador” en vez de realmente “confrontar” la situación. Una “buena persona” siempre está disponible a brindar apoyo.
Negación de las propias necesidades del profesional de comprensión y apoyo, cayendo así en el mito del “súper terapista”, invulnerable a las tensiones que afectan a los humanos ordinarios.
Sobre cargarse de trabajo sin cuidarse a sí mismo. Su profesión se ha vuelto un martirio.

El profesional codependiente se puede encontrar en cualquier tipo de profesión que involucra ayuda, en cualquier organización que trata con personas. Esto no debería sorprendernos, pues, como ya es sabido, las adicciones están infiltradas dentro de la sociedad, y la codependencia sigue a la adicción así como la noche sigue al día.


Señales de un Sistema Profesional Facilitador y Enfermizo

Cuando provenimos de sistemas familiares o relaciones que involucran dolor emocional, y no hemos tenido oportunidad de recuperarnos, a menudo llevamos con nosotros estos problemas y asuntos dentro del lugar de trabajo.

La codependencia institucional exhibe las siguientes características:

• Existe la tolerancia, y aún la promoción de codependencia excesiva en los miembros del personal. El trabajo excesivo es visto como algo positivo. La lealtad a la organización puede tomar prioridad ante el cuidado personal y de amigos o familiares.
• Existe la resistencia a nueva información acerca de la enfermedad de la codependencia. Existe una gran negación de la importancia de la educación al respecto. La resistencia puede tomar la forma de comentarios cáusticos, sarcasmo, ridículo y otras formas de disparidad.
• La necesidad de tratamiento de la codependencia es minimizado – especialmente la posibilidad de que ellos mismos puedan beneficiarse de trabajar asuntos de codependencia.
• Existe gran cantidad de excusas para retrasar o negar la programación de manejar los problemas de codependencia. Falta de dinero. Falta de tiempo. Falta de personal. Estas excusas todas suenan lógicas y racionales. Y todas forman un tipo de negación. Como observó C. Northcore Parkinson en su Ley del Retraso: “El retraso es la forma de negación más mortal”.

La facilitación institucionalizada puede tener ramificaciones negativas variadas – consecuencias que impiden reconocer la codependencia en todas sus manifestaciones.

• Los directores de las escuelas pueden bloquear los cursos sobre alcoholismo y codependencia.
• Los directores ejecutivos y administradores de programas de tratamientos comunitarios pueden sabotear los programas familiares o de tratamientos para niños.
• Los seguros de enfermedad pueden no incluir la codependencia en su cobertura.
• Las escuelas pueden ignorar completamente las necesidades de los hijos de alcohólicos.
• Los centros de tratamiento pueden brindar un programa educacional superficial a las familias, en vez del tratamiento extensivo que necesitan.
• Aún algunos grupos de apoyo discriminan en contra de la codependencia buscando amistad y apoyo.

En conclusión, siento que debemos, como profesionales, examinar qué bagaje traemos de nuestras vidas hacia nuestra profesión y lugares de trabajo. Nunca permitiríamos a un consejero adicto a substancias químicas trabajar con pacientes o clientes. Reaccionaríamos fuertemente si un psicólogo o psiquiatra llegara a la terapia de grupo oliendo a licor.

Igualmente debemos abordar al empleado codependiente.

La codependencia es una condición recién identificada y es posible su tratamiento. Esa es la última palabra. Inicialmente, la codependencia es la respuesta normal hacia una condición anormal. Sin embargo, es también progresiva, crónica, y se caracteriza por la negación, conductas compulsivas, y represión emocional. Obviamente, la codependencia necesita más atención e investigación.

Sin embargo, sabemos que la intervención funciona. Puede tener muchísimo éxito si se planea y lleva a cabo cuidadosamente. Esas son las buenas noticias de la codependencia.

Y las buenas noticias del profesional codependiente son que el cambio también es posible. Lo único que requiere es nueva información, un cambio de actitudes y receptividad y deseo de cambiar.

Cómo cuidar a un profesional expuesto al riesgo de la codependencia:

• Creando equipos de trabajo multidisciplinario para asegurar así que se puedan controlar y cuidar unos a otros.
• Creando espacios obligados de vacaciones – ocio – descanso para todos los profesionales.
• Nunca admitiendo un profesional que se encuentre dentro de un programa de 12 pasos, antes del tiempo recomendado por el programa. Se estima que ninguna persona dentro de un programa de 12 pasos puede comenzar a estudiar una carrera sobre las adicciones antes de los 5 años en el programa. Con lo cuál, no debiera trabajar con adictos antes de los 7 u 8 años (Mínimo). Esta medida procura proteger tanto al cliente (que puede ser mal asistido o mal aconsejado) como al Consejero u Operador Terapéutico, quien pudiera ponerse en riesgo de recaída al vivenciar ciertas experiencias con su cliente.
• Asegurarse de que cualquier personal que esté dentro del programa de 12 pasos asista a los grupos de prevención de recaídas (creados a tal fin) con regularidad.

FUENTES:

* Adicciones.org
* Sharon Wescheider Cruse, “Choicemaking"